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03 de mayo de 2020

La APC se suma al manifiesto de FAPE que insta a gobiernos y partidos a apoyar el periodismo como bien público esencial

Los periodistas tenemos que estar comprometidos con la defensa de la información veraz #DíaDeLaLibertadDePrensa

La FAPE insta a las gobiernos y a los partidos políticos a poner fin a las obstrucciones y presiones que sufre la libertad de prensa y a comprometerse, por el contrario, en la defensa y protección del periodismo, en un momento en que la pandemia del coronavirus coloca la función de los periodistas como un bien público esencial para garantizar el derecho de los ciudadanos a la información veraz que reclama nuestra Constitución.

En el Día Mundial de la Libertad de Prensa, que se conmemora el 3 de mayo, la FAPE ha constatado en el último año un preocupante incremento de las restricciones al libre ejercicio del periodismo, concretadas en vetos a medios y reporteros, ruedas de prensa sin derecho a preguntas o con éstas limitadas y seleccionadas previamente, prohibición de cubrir actos de interés general, amenazas de cierres de medios públicos y privados, ataques a periodistas e intentos judiciales de vulnerar el derecho al secreto profesional.

Ante la incertidumbre y el miedo a lo desconocido que ha provocado el coronavirus, necesitamos más libertad de prensa que nunca. Los gobernantes deben responder con la máxima transparencia a la hora de informar de lo que está pasando y de rendir cuentas de sus decisiones. Los periodistas debemos reforzar el primer y más importante compromiso de nuestro oficio: la búsqueda de la verdad, con independencia, rigor, honestidad y lealtad a los ciudadanos.

La libertad de prensa también viene sufriendo en los últimos tiempos la ofensiva de la desinformación y de los bulos, incrementados con motivo de la pandemia hasta unos niveles nunca vistos. Los promotores de la desinformación y los que participan en esta estrategia persiguen aumentar el miedo y la incertidumbre para minar nuestro sistema democrático.

Frente a esta oleada de bulos y mentiras, nuestra respuesta tiene que ser el periodismo de calidad, es decir, el que difunde la información veraz, verificada, contrastada con fuentes fiables, plural y respetuosa de nuestro código deontológico que los ciudadanos demandan para formar su propia opinión y tomar decisiones libremente. Una sociedad desinformada y manipulada será siempre una sociedad sumisa.

Estamos convencidos de que los medios que en la cobertura de la pandemia están apostando por el periodismo de calidad, que debe incluir también una neta separación entre la información y la opinión, saldrán mucho mejor parados de la crisis que los que han decidido saltarse las normas éticas y deontológicas profesionales.

La FAPE alerta de que la precariedad laboral y salarial es un claro impedimento para el desarrollo pleno de la libertad de prensa, ya que crea inseguridad e indefensión de los periodistas ante las presiones de los poderes, vengan de donde vengan.

Este ambiente de inseguridad se ha incrementado en las últimas semanas con los despidos temporales que están aplicando los grupos editoriales para afrontar una de las grandes paradojas de esta crisis: el interés de los ciudadanos por la información sobre la pandemia ha supuesto un elevado incremento de las audiencias, pero no un crecimiento de la publicidad. Todo lo contrario.

La FAPE ha pedido al Gobierno un plan de ayudas al sector para paliar la crisis, condicionado a que se mantengan los puestos de trabajo para evitar la repetición de lo que ocurrió durante la pasada recesión, cuando se perdieron alrededor de 13.000 empleos.

Cuando se está comprobando que los ciudadanos vuelven a interesarse por la información que ofrecen los medios tradicionales y digitales –las redes sociales no son medios-, sería un suicidio que los editores se dedicaran a reducir todavía más sus ya precarias redacciones en un momento en el que están implantado modelos de pago de contenidos.

En el Día Mundial de la Libertad de Prensa, no podemos olvidar que la igualdad salarial sigue brillando por su ausencia en los medios, donde se ha hecho muy poco para situar a las mujeres en el mismo plano de oportunidades de promoción que los hombres.

La “ley mordaza” sigue en vigor sin que los partidos hayan logrado ponerse de acuerdo para su derogación, en una muestra del escaso interés que tienen en reforzar el libre ejercicio del periodismo.

Tampoco es de recibo que los gobiernos de turno continúen tratando de sujetar bajo su control a las televisiones públicas. Todavía hay políticos en este país que siguen considerando estos medios como de su propiedad cuando gobiernan. Frente a estas pretensiones, la FAPE siempre ha defendido la existencia de medios públicos bien gestionados económicamente, y en los que se deje a los periodistas la máxima libertad a la hora de elaborar la información bajo criterios de veracidad, pluralidad e interés general.

En esta efemérides anual, la FAPE se une al dolor de las familias de los periodistas que han perdido la vida a causa del coronavirus y respalda el esfuerzo de los reporteros que en estas duras semanas siguen arriesgando su salud para garantizar el derecho de información de los ciudadanos. Sin periodistas no hay periodismo y sin periodismo, no hay democracia.